
Ah, ¡qué chistoso y ocurrente puede ser el mexicano! ¿Quién como nosotros para hacer chistes, burlarse del prójimo y tomarle el sentido divertido hasta a la peor tragedia? ¿Quién para hacer "burradas" que pongan en alto el nombre de nuestro país? (No, nadie dijo Fox, ni Vicente, por poner un ejemplo, claro).
Pero olvidemos las tragedias con los ex presidentes y hagamos el recuento de tres grandes ocurrencias mexicanoides:
1. La reciente: a un "compa" (no dude usted que trajera un tufo a cantina que le impidiera pensar) le pareció que una estatua de Nelson Mandela en Sudáfrica carecía de color, estilo y clase, y como el mexicano es de lo más amable y "ayudador" con el prójimo, le plantó un sombrerote en la cabeza. Los sudafricanos pensaron que este señor debía ir al MP (o como se llame allá) y lo arrestaron, ¡qué ingratitud! ¿O no?
2. La francesa: todo el mundo sabe que cuando alguien va al estadio, a ver un partido de la Selección Mexicana, se debe festejar, aunque el resultado sea adverso o mediocre. Así, hay que llevar trompetas, silbatos, matracas (o si de plano no alcanzó pa' eso con la pura garganta) y hacer un chingo de ruido; hay que disfrazarse de guerrero azteca, de cura Hidalgo o pintarse la cara de colores; y, por supuesto, hay que tomar harta, pero harta cerveza. Y después de la chela, como es natural, hay que orinar, por eso no sé dónde estuvo el error de un mai que en Francia 1998 descargó su agüita en la Tumba del Soldado Desconocido, monumento localizado en el Arco del Triunfo y que, como símbolo, utiliza una llama (que se supone que nuca se apaga) para recordar a los combatientes muertos en batalla. Una muestra más de ingratitud: tienen incendios permanentes, uno los quiere apagar, y lo que se gana es un arresto.
3. La trillada: también encontré en la red algo que no sabía, pero que es toda una hazaña. Aunque detener el metro y hacer sonar alarmas es algo que ya no parece gracioso en nuestro país, pues se ha hecho mucho, este papanatas tuvo los suficientes para jalar la palanquita de alarma de un tren que corre a 300 kms por hora y que, por cierto, nunca había sido activada. Obvio le fue mal, pues los "japs" no se andan con payadas. Pero me pregunto también: si la alrma nunca se activaba, ¿por qué la ingratitud? Si este mexica sólo quería corroborar que el sistema funcionara correctamente.
Por eso, estimado lector, si es usted uno de esos a los que el alcohol lo convierte en "ayudador" cuando va a los Mundiales, piénselo dos veces antes de hacer cualquier cosa, porque los extranjeros no suelen comprender nuestra amabilidad.
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