La mayoría de las personas perdemos nuestra capacidad de asombro conforme va pasando el tiempo. Vaya, si cuando teníamos 10 nos regalaban unos chocolates, los disfrutábamos al máximo y quedamos agradecidos de por vida con aquella persona; hoy, me dan un chocolate, y simplemente me lo como. Insisto, tal vez usted, agradecido lector, se emocione con nimiedades, ojalá...
El caso es que cada vez estamos más expuestos a cosas impresionantes, maravillas tecnológicas, sucesos que parecen salidos de una peli pero son reales (como que dos aviones se estrellen contra dos torres en NY) y demás cuestiones más impactantes que un chocolatín.
Pero de vez en cuando vale la pena recordar que los pequeños detalles pueden ahcernos felices (por difícil que parezca).
Muelle
Hace 5 días
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