Creo que esta semana postearé muchos videos (éste sería el tercero) porque, además de que le dan dinamismo a su espacio (¿así o más servicial y amable?), me gustan y punto. Ayer fueron dos: una buena historia de amor y una entrada a la iglesia muy original; hoy, la estupidez humana en su más inocente y pura forma.
Este video me pone a reflexionar, ¿por qué a veces la desgracia ajena nos parece tan divertida? Tal vez es una pregunta cuya respuesta se limita a lo personal, por eso no me aventuraré a teorizar más a fondo sobre el asunto. Mejor me carcajeo, ojalá usted también. Y si ya lo vió, pues va de nuez.
Sus ojos son fuego
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario