
En la oficina nos llevamos bien. En general, todos nos hacemos bromitas y esas cosas, nada pasado de lanza, pero siempre hay comentarios y chascarrillos. La semana pasada tenía que hablar con uno de los chicos de ventas, con quien llevo una muy buena relación, tanto de trabajo como personal, así que marqué su extensión.
- Bueno, contestó.
- ¿Qué pasó señor?, dije.
- ¿Quién habla?
- Tu papá, ¿quién más?
Justo en ese momento, recordé que su papá falleció un par de años atrás. Y no le cuento, lector, la pena que me dio, la verdad. Pero él se encargó de hacerme más ligero el momento (obvio se dio cuenta que me di cuenta) y respondió:
- Ah, ¡qué onda papá! No sabía que ya había línea directa desde el más allá...
Y yo reí, respiré y luego escribí la anécdota.
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