¿Es usted un ente penoso y huraño? ¿Teme hablar en público porque viste traje café con camisa blanca que ya es más bien amarilla? ¿Siente que debe decir algo importante pero los nervios lo comen y no puede comentárselo ni a su gato?
Llegó el momento de escupir su diarrea mental sin la necesidad de ser identificado por los interlocutores. Apunte el teléfono, vaya al cómodo encierro que le ofrece su casa y dispóngase a molestar a los transeúntes.
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