En México tenemos grandes obras arquitectónicas, sobre todo en la Capital. Muestra de ello son las Torres de Satélite, por cierto recién remozadas, o la increíble y famosísima casa chueca en los confines sureños de División del Norte (joya, joyísima). Hablando en serio, hoy toca el turno de aparecer en estas páginas virtuales a uno de los más representativos e influyentes arquitectos mexicanos en el siglo 20: Pedro Ramírez Vázquez.
Ramírez Vázquez nació en la Ciudad de México en 1919, estudió la carrera (arquitectura, obvio) en la Universidad Nacional Autónoma de México (también conocida como UNAM), a donde, como muchos otros grandes personajes, regresó al alma mater para dar clases de Diseño y Planificación Urbana. Fue fundador y primer rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (también conocida como UAM). Se desempeñó como miembro del comité organizador de los Juegos Olímpicos de 1969, en lo cuales contribuyó con su creatividad al diseño del póster y emblema.
En cuanto a reconocimientos, ha recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes, la Gran Medalla de Oro de la Academia de Arquitectura de Francia, el Gran Premio de la XII Trienal de Milán y la Medalla de Oro de la VIII Bienal de Sao Paulo entre otros.
Pero, ¿por qué hablar de este señor?, ¿cuál es el dato interesante, además de su trayectoria y premios? Simple, es el notable creador de tres de los recintos más significativos, simbólicos, de nuestra Capital. El primero, icono de la mediocridad en la que está sumida nuestra República por ser la "casa" de la Selección Mexicana de Futbol; el segundo, cuartel de los grandes predicadores y hogar de la madrecita de todos, por quien miles sacrificarían hasta su vida y, el tercero, pero no menos importante, aquel donde se guardan los más íntimos secretos de nuestras raíces y donde podemos comprender (de alguna forma) la importancia de los dos anteriores.
¿Qué tal, querido lector, le atinó a alguno? Estoy seguro de que el primero lo tiene en la punta de la lengua y... en efecto, el Estadio Azteca, cuna de la nueva mexicaneidad. Después, la Basílica de Guadalupe, ¡arrástrese de rodillas! Finalmente, y el más difícil de adivinar, el Museo Nacional de Antropología e Historia, que alguna vez fue considerado el más vanguardista del mundo mundial.
Pero ahí no para la cosa, también fue el encargado de construir la Facultad de Medicina, el edificio de la Secretaría del Trabajo, la Torre de Tlatelolco, la de Mexicana de Aviación (que asemeja una torre de control), el Palacio de San Lázaro, el Museo de Arte Moderno y la Unidad Habitacional "El Rosario", entre otras obras.
En el extranjero, es responsable de la Capilla de la Virgen de Guadalupe en la Basílica de San Pedro, el Museo de las Culturas Negras en Dakar, Senegal y un conjunto de edificios del gobierno en Dodoma, Tanzania.
¡Eso sí que es influencia!
No hay duda de que es uno de los arquitectos con mayor trascendencia en México. Es alguien a quien hay que estudiar (seas o no arquitecto) ya que captura, de cierta manera, una mexicanidad (llamemosla así) con la que todos nos podemos sentir identificados. Con esto no quiero hacer alarde, ni engrandecer, para eso el señor se pinta solo, y como ejemplo les dejo este video donde se ve la propuesta que hizo en colaboración con Fernando Romero (si no me equivoco): http://www.youtube.com/watch?v=G-bf4rE8RFw
ResponderEliminarBien lo mencionas, todo un creador de simbolos.
El proyecto que podemos ver en el video es, precisamente, un ejemplo de cómo la arquitectura crea símbolos que pueden representar a una sociedad, en este caso la historia de la nuestra. Gracias por la aportación Manuel.
ResponderEliminaruno más...este hombre fue además un parteaguas en lo que es el background del DISEÑO GRÁFICO EN MÉXICO...y ¡¡¡¡GRACIAS!!!! al universo hoy ambas profesiones están separadas, aunque hay uno que otro arqui citadino y ladino que quiere hacerse rico a costa del diseño... PEDRITO tiene su mérito por haber sido pieza clave dentro de la gráfica mexicana, pero.... zapatero a tus zapatos.mak
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