9 de junio de 2009

El poder de Idi


La película "El Último Rey de Escocia" (para quienes no lo sepan o no la hayan visto) está basada en un libro del escritor Giles Foden y trata de un médico escocés que emprende un viaje a Uganda. Por azares del destino conoce a Idi Amin y éste lo recluta como su médico de cabecera. Al principio todo es miel sobre hojuelas, pero mientras el tiempo pasa, el doctor se siente más y más enclaustrado pues se comienza a dar cuenta de la brutalidad del régimen. Cuando intenta salir, Amin le da un castigo ejemplar, colgándolo del techo con ganchos que atravesaban la piel de su pecho. Finalmente logra regresar a su hogar.

Es una película que retrata una situación real de África, pero que inserta a un personaje ficticio, pues el doctor escocés, protagonista, no existió. En realidad no es un filme tan crudo como en su tiempo lo fue "Hotel Rwanda", por lo que deja mucho a la imaginación. Por eso investigué un poco más sobre la historia de Idi Amin, quien es considerado uno de los dictadores más perversos y sanguinarios del siglo 20.

Este ugandés de 1.90 m. de altura, analfabeta, musulmán y de origen humilde, nació en Koboko (1925) y se abrió paso en el ejército de aquel país cuando aún era colonia británica. Dada su brutalidad (acostumbraba meter pañuelos a la garganta de sus prisioneros) se destacó como un miembro útil para ciertos trabajos sucios, pero como no era ni remotamente inteligente, reprobó el examen para convertirse en sargento, lo cual le dejó un amargo sabor de boca.

Con la independencia de Uganda y la fama y conexiones obtenidas, le fue fácil convertirse en mayor. Gracias a este ascenso, obtuvo el poder para expulsar a los mandos británicos restantes y exigir al presidente Milton Obote el alza de los sueldos militares. La relación con Obote parecía buena y tranquila hasta que, en 1971, Amin, ya general, lo derrocó.

Al principio de su gobierno, Amin reconoció que debía involucrarse con el mundo occidental y expresó gran amor y aprecio por los ingleses (y también por los estadounidenses), situación que derivó en el inmediato reconocimiento del nuevo presidente. La Foreign Office en Londres incluso recomendó la venta de armas al que se convertiría en el nuevo déspota.

Más tarde, Idi perdería la razón, enfermo de poder, y se volcaría contra quienes lo habían apoyado, se instaló como dictador totalitario y volcó su orientación diplomática hacia Libia, comenzando así con la etapa de terror.

Aquí un recuento de algunas "hazañas" del buen Idi Amin:

-Asesinó a entre 300 y 400 mil personas.
-Se autoproclamó Su Excelencia Presidente Vitalicio, Señor de Todas las Bestias de la Tierra y de los Peces del Mar y, por supuesto, Rey de Escocia.
-Era caníbal, solía guardar carne humana en refrigeradores que tenía en los lugares que frecuentaba.
-Tuvo cuatro esposas, de las cuales se divorció. A la primera, Kay, se le encontró muerta y descuartizada en la cajuela de un auto justo después de haberla repudiado.
-Instauró la poligamia (obviamente).
-Expulsó del país a más de 70 mil asiáticos por su política de africanización (so pretexto de monopolizar el comercio).
-Tuvo esclavos, literalmente.
-Apoyó las causas de Palestina y Libia al instaurar una política antioccidental.
-Le manifestó a la ex Primer Ministro de Israel, Golda Meir, su desazón por que Hitler "no hubiera eliminado a todos los judíos".

Después de ocho años de este tipo de prácticas, abusos y locura, y tras una crisis económica que ni sus aliados árabes pudieron evitar, una fuerza de invasión de Tanzania, apoyada por disidentes ugandeses, lo derrocó en 1979. Amir se exilió en Arabia Saudita, donde murió después de haber estado un mes en coma, en 2003, a los 78 años.

Ah, las consecuencias del poder...

No hay comentarios:

Publicar un comentario