Por si no lo sabía, enterado lector, 2012 es año de elecciones presidenciales en México, esto quiere decir que los mexicanos vamos a votar, en julio, por uno de los tres idiotas que estarán en campaña durante los próximos meses.
Sin duda será un evento de suma importancia, dados los conflictos políticos y sociales que hemos vivido en el último sexenio. Por eso, los legisladores (diputados) de este país han previsto que las reformas que se quedaron en la mesa el año pasado estarán paradas durante las campañas.
El texto del periódico Excélcior no puede ser mejor ejemplo: Para muchos diputados, el trabajo parlamentario ya está casi concluido por las campañas a la Presidencia, por lo que vaticinan que las reformas “estructurales” pendientes se mantendrán en la congeladora parlamentaria, dañando al país, tanto en la generación de empleos como en el crecimiento económico que se requiere.
¿Qué quiere decir esto? Sencillo, que los diputados no van a trabajar y se van a concentrar en apoyar al candidato de su partido, hacer grilla en contra del enemigo político o de plano nomás echarla porque "al fin que ni va a pasar nada".
Con este cinismo se expresan las personas que representan al pueblo de México. Lamentable, pero cierto. Y la culpa de quién es: pues del pueblo, de quién más.
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