15 de noviembre de 2011

El regalito

La mayoría de las personas perdemos nuestra capacidad de asombro conforme va pasando el tiempo. Vaya, si cuando teníamos 10 nos regalaban unos chocolates, los disfrutábamos al máximo y quedamos agradecidos de por vida con aquella persona; hoy, me dan un chocolate, y simplemente me lo como. Insisto, tal vez usted, agradecido lector, se emocione con nimiedades, ojalá...

El caso es que cada vez estamos más expuestos a cosas impresionantes, maravillas tecnológicas, sucesos que parecen salidos de una peli pero son reales (como que dos aviones se estrellen contra dos torres en NY) y demás cuestiones más impactantes que un chocolatín.

Pero de vez en cuando vale la pena recordar que los pequeños detalles pueden ahcernos felices (por difícil que parezca).

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