22 de diciembre de 2010

Como pavo


Ya sabe, cosmopolita lector, que en muchos hoteles de playa de la República Mexicana hay grupos de animadores que hacen del viaje de los turistas una experiencia sobrecogedora: bailan, cantan, crean dinámicas que inimaginables, memorables...

Hace algunos años fui a Ixtapa, Zihuatanejo, y en el hotel, como es costumbre, los muchachos hicieron "chou". Ese día organizaron una noche mexicana, con cena y toda la cosa, en la que sirvieron un buffet digno de los dioses aztecas; kilos y kilos de comida para que todos y cada uno de los hospedados nos diéramos un festín.

Después de la glotonería pasamos al área de la alberca, donde ya se habían dispuesto unas tarimas en las que los chicos bailaron el jarabe tapatío y no sé qué más. Una vez hecho el ridículo invitaron a la gente a pulir el piso al son de alguna canción famosa y muy tradicional. Nadie se levantó.

Entonces uno de los organizadores se dirigió (al azar) a dos señoras regordetas que estaban en la primera fila:

- ¿Qué pasa señoras? - preguntó con una sonrisota (fingida). ¿No van a levantarse y acompañarnos?

A lo cual una de ellas, risueña y decidida, contestó:

- ¡Es que estamos como pavos!

El animador, ignorante, dijo:

- ¿Cómo que como pavos?

Y ella, ahora con carcajadas de por medio y un volumen considerable, explicó:

- ¡Pos bien re-llenas!

Esta Navidad, lector, mídase con la comida, por favor.

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