15 de diciembre de 2010

Contradicciones


Cuando se está parado en las calles de la Ciudad de México, atorado en el tránsito, rodeado de autos, uno puede ver cosas (si es observador). Lo más común es cachar al de al lado picándose la nariz (luego engullendo sus viscosidades); incluso, si es usted afortunado, podrá ver a alguna novia o novio haciéndole porquerías a su pareja... bueno, eso es poco probable.

El caso es que hoy me tocó atestiguar una contradicción: Me acercaba poco a poco a un Chevy Joy (o sea de los chiquitos que son como bolita). Era rojo. Estaba tan golpeado que un rayón más no se le notaría. Las llantas lisas, un espejo retrovisor roto, la defensa trasera agujereada... ya se imaginará el cacharro. Una vez a su lado, pude notar que el señor que lo conducía no se había bañado, digno dueño. Me sorprendió ver que, de pronto, apretó un botón del tablero, y una mini pantalla de escasos milímetros de grosor salió de su radio y, él, feliz, disfrutaba de una peli de vaqueros.

Es como esa gente que vive en una choza que se está cayendo pero eso sí, afuera sus Navigators o sus Lobo y en el techo sus antenotas parabólicas (ahora Sky), o como quien se queda con un par de zapatos todo un año porque está ahorrando para sus Ferragamo, aunque lo que vista sea de la Lagu(nilla).

Contradicciones, lector. ¿En cuáles cae usted?

No hay comentarios:

Publicar un comentario