Ya sé que es viernes y no debería estar intenseando, sino dándole un video cagado o contándole una anécdota divertida, pero ayer me topé con una nota que me puso a pensar en la ignorancia de nuestro México, y en lo necesitada que está su gente de algo que la libre de las problemáticas que la acosan todo el tiempo.
Si era un asunto semanal, ahí estaba el futbol, en donde las emociones podían desbordarse y la adrenalina de antes (camino al estadio) y la de después (ver un buen partido, sin importar el resultado) hacían que todo el estrés de la semana se fuera al diablo. Pero eso ya no pasa. Hoy es tan estresante observar la mediocridad de nuestra liga (equipos suben, bajan, ganan, pierden y no cuajan).
Luego las telenovelas, para aquellos que querían acallar sus relajos a diario. Bueno, tal vez ésas sigan fungiendo como desestresador, pero, ¿la gente no se cansa de la misma historia una y otra y otra y otra vez? Tal vez los divierte, pero no creo que los satisfaga.
Por eso pasa lo de la nota que le comento, algo verdaderamente extraordinario, mágico, casi un milagro que ni la misma iglesia con sus falsas promesas y su doble moral puede superar en cuanto a ofrecer tranquilidad pa'l pueblo se refiere. Es el sueño hecho realidad, la fantasía al alcance de la mano, no importa que sea de plástico, ni que la haya creado un hombre más necesitado, ahí está la gente que quiere olvidar, haciendo filas, buscando algo que probablemente jamás va a encontrar.
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