15 de agosto de 2011

Hielos

A todos nos ha pasado que estamos en una fiesta y de pronto se acaba el hielo. Ésta es una de las situaciones que, por tonta que parezca, puede terminar con la pachanga, porque a nadie le gusta la cuba tibia. Generalmente es un problema mandar a alguien por el hielo, por eso, lo mejor es rezar. Al fin que dios siempre está ahí para apoyarnos, protegernos, cuidarnos de todo mal (y vaya mal eso de los tragos calientes). Así que ya sabe, hereje lector, cuando le pase, usté nomás se hinca, junta manitas y espera la "venida del señor".

En efecto, una especie de resurrección, como cuando usted ya anda bien borracho, se va a echar una siesta y, una vez descansado el cuerpo, regresa a seguir parrandeando.


Gracias a @ReenDaSe por la imagen.

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