24 de enero de 2011

Lagos rojos

¿Sabía usted, letrado lector, que la mayoría de los campos de arándano (sí, esa pequeña fruta roja amarguita que se toma con vodka cada viernes) son albercas especiales? Pues yo no tenía la menor idea, pensaba que esta fruta se recogía de unos arbustos, como las zarazamoras o las fresas...

Claro que existe esta forma de cultivo (seco, pues), pero no es la más común actualmente. Resulta que para tener un campo de arándano rojo, usted tiene que invertir unos 70 mil dólares por hectárea. Luego, nivelar el terreno, ponerle una capa de arena (para estimular el crecimiento de nuevas raíces) y después inundarlo; alberca de arándano, ¡así es!

Y seguramente se preguntará por qué hay que echarle tanta agua. En primer lugar, porque se convierte en un escenario en el cual pocas plantas pueden competir por el espacio. Además, como la fruta flota, la recolección es más sencilla.

Una vez que haya cultivado sus arándanos, puede hacer pasteles, jugos, mermeladas y toda clase de alimento que su imaginación le permita. Incluso puede echarse un chapuzón mientras disfruta una de las bolitas rojas o wakeboardear, si tiene lancha y tabla.

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