4 de mayo de 2011

Segundo piso

No, querido lector, con el título de esta entrada no me refiero a las magníficas obras que nuestro Jefe de Gobierno (Distrito Federal, México) está realizando para "beneficiarnos", sino a un fenómeno por demás interesante, que está revolucionando la industria de las misceláneas, o las tienditas, si lo quiere más vulgar.

En esta enorme ciudad, los espacios para dichos negocios se han reducido mucho; hay tantos que no caben. Pero como el mexicano necesita comer y alimentar a sus seres queridos (y las tienditas son un gran "bisne"), idearon una forma para emprenderlo.

Así como hay hartos locales a ras de calle, también hay edificios con departamentos en segundos pisos, y las tienditas están arriba. Claro, como es casa del emprendedor, usted (cliente) no puede pasar, así que tiene que tocar una campanita, por si el que atiende está echado en su sala viendo la tele. Cuando ha llamado la atennción del dependiente, éste se asoma a la ventana y le pregunta qué se le ofrece. Una vez hecho el pedido, usted lo recibe vía una cubeta sucia y maltratada, en la que previamente depositó el dinero para pagar por la mercancía. ¿Cómo la ve?

Me disculpo, lector, por no tener prueba gráfica de esto, pero créame, en breve lo verá cerca de su casa.

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