15 de febrero de 2010

Agresividad

Ayer estaba esperando en la fila del valet parking para que me recibieran el auto. Iba a ver una obra de teatro al Centro Cultural Helénico, Todos Eran Mis Hijos, de Arthur Miller, con Diana Bracho, Fernando Luján y Silvia Navarro. Se la recomiendo, lector, aunque no es LA producción, trae onda.

Bueno, regreso a la fila del valet. Había mucha gente, la obra ya iba a empezar y por supuesto aquello era como la muerte, pero todos estaban formados como debía ser. En eso, el taxi que iba frente a mí se estacionó (frente a mí) e impedía el paso, pero no importaba porque la fila no se movía. Cuando los autos de adelante empezaron a avanzar, un vivito se metió adelante del taxi, a sabiendas que atrás estábamos todos esperando.

Avancé, me bajé del auto, le dije al tipo del valet que me recibiera el coche primero (lo cual hizo de buena gana) y le dije al conductor que no se valía lo que hizo. Ya he tenido encuentros de este tipo con naquitos así. Ya sé lo que debo de esperar como respuesta: definitivamente no una disculpa.

Estoy seguro de que no tiene nada de malo decirle a la gente que lo que hace está mal (cuando está mal), estoy seguro de que puedo y debo, es como mi derecho. La respuesta, como la de todo naco (dícese de un ser mal educado, irrespetuoso y nefasto), fue agresiva, con frases como "A ti qué, puto" y "Ven para acá, puto" y actitud de macho retador, pechito alzado y ojos vidriosos.

Clásico. ¿Por qué será?

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