3 de agosto de 2010

Remedio infantil


No sé si usted tenga hijos, lector. En lo personal, la idea de procrear me parece un poco excesiva, si tomamos en cuenta lo que cuesta tenerlos y al mundo que los traeremos, pero eso está en cada quien, obvio. El caso es que, si los tiene o si conoce a alguien que ya esté embarcado en esa nave, sabrá que a veces los chilpayates pueden ser un pain in the ass (o sea, molestos).

Lloran, gritan, corren, se caen, avientan cosas y arman sus relajitos cuando y donde pueden. Y a veces los padres no saben qué hacer, pues carecen de autoridad o, en el extremo, son como dictadores, cerdos represivos... (exageré, lo sé).

Por eso, los progenitores gringos aplican una técnica por demás inovadora: darle a los chamacos jarabe para la tos. Así es, querido lector, resulta que estos medicamentos funcionan como un tranquilizante, ¡y tienen un delicioso sabor a uva o grosella! Yummy. Lo malo es que, de 2000 a 2008, hubo mil 439 casos, de los cuales el 14% resultó en chavitos con heridas y el nada despreciable 18% en la muerte de los niños en cuestión...

Así que ya sabe, pase el consejo, pero no olvide advertir que es sólo una cucharadita, o el mocoso puede dejar de "molestarlo" para siempre.

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