De choques y más...

Ayer en la noche, uno de ésos que van distraidos mientras manejan tuvo a bien embarrarse contra un cochecito gris, el cual se embarró conmigo, produciendo así lo que en el argot de la vialidad se llama carambola.

Cuando sentí el impacto me asusté, acto seguido me encabroné y ya iba a bajar mentando madres cuando decidí contar hasta diez y relajarme. Después vi que el golpe de mi auto no era tan fuerte y me relajé aún más. Después le pregunté al "sandwich" de la carambola qué había sucedido y me dijo que: "Este pendejo me chocó", refiriéndose al de una camioneta negra, quien se bajó pidiendo disculpas y diciendo que él se haría cargo (bueno, su seguro).

El caso es que nadie se enojó, los tres nos resignamos en poco tiempo e iniciamos una agradable tertulia en la bahía de emergencias del Periférico (principal arteria del D.F.) en lo que nuestros ajustadores se aparecían por ahí.

Mientras conversábamos de profesiones, familia y coches, un automovilista metiche, entrometido, chismoso, nefasto, nos gritó: "¡Regrésense a provinciaaaaaa!" No maaaano, vaya histérico, ¿a él qué? Entonces nos burlamos un rato de él y después llegaron los seguros, se arregló el asunto, cada quien su pago y a su casita.

Para terminar la noche (redonda) pasé a El Globo por un cruasán.