27 de septiembre de 2010

¡Bruja!


Todos, estimado lector, todos, hemos conocido o por lo menos visto a una persona (mujer -lo siento, chicas-) que tiene cara sospechosa. Sólo le falta la verruga, el sombrero y la escoba, pues... La vecina del 5 tiene esa mirada extraña, la abuela del amigo camina raro, yo qué sé, cada quien cuenta como le fue en la feria. El punto es que siempre queda la duda, ¿qué no? ¿Cómo saber si la sospechosa en realidad tiene pactos con el diablo?

Muy sencillo, lector, la Inquisición nos dio los métodos más efectivos hace cientos de años:

1. Es lógico, las brujas vuelan en escobas, ¿no? Entonces deben ser ligeras. Encuentre la escoba de la bruja y compare su peso con el cuerpo de ésta. Si la bruja pesa menos, entonces denúnciela a las autoridades correspondientes.

2. Por si le queda duda del peso (porque las brujas pueden engañarnos). Amarre a la sospechosa de pies y manos y arrójela al río de su preferencia. Si flota es culpable de fornicar con Luzbel, si no, entiérrela con sagrada sepultura, pues ha comprobado su inocencia.

3. Algo un poco más sádico, pero igual de eficaz. Caliente una pieza de hierro al rojo vivo y colóquelo en cualquier parte del cuerpo de la hereje. Si éste no se quema, entonces habrá que tomar medidas, pues ha vendido su alma, pero si, por el contrario, su carne no resiste el calor, póngale pomadita, véndela y mándela a su casa.

4. Una última forma de comprobar la hechicería es, como antaño, la balanza. Confronte a la pecadora con el mismísimo libro de dios. Habrá de tener una balanza de madera previamente construída. Ponga una biblia (la edición que guste, tiene los mismos contenidos) en una de las tablas. Luego, suba a la sospechosa para hacer contrapeso. Si ella pesa más que la biblia, enhorabuena, ha encontrado a su delincuente, prepare el castigo pertinente.

Ahí tiene cuatro formas sencillas para descubrir si su vecina, e incluso su madre, andan en los pasos de la hechicería y la magia negra. Pero recuerde, cada acción que tome debe ser emprendida en el nombre de dios y de la fe. Que el señor lo bendiga...

NOTA: es en serio, lector, en los tiempos de la Inquisición se usaban dichas pruebas para corroborar o desmentir que una mujer (también hombres, hechiceros, pero eran minoría) tenía pactos diabólicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario