23 de septiembre de 2010

Que vengan los bomberos


Imagine, lector, que es usted romano. Va caminando en una noche tranquila y estrellada y, de pronto, ve que el Coliseo se está incendiando. Evidentemente se impactaría ante la escena. Y justo eso querían lograr quienes lo "prendieron". Pero después, para sorpresa de todos, resulta que los autores intelectuales sólo utilizaron un equipo de miles de dólares para simular, con pantallas y proyectores, las llamas. Vaya ociosidad, aunque justificada con el discurso: "queremos concientizar a la gente sobre la fragilidad de este monumento".


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