1 de octubre de 2010

Para la ocasión


Espero que esté de acuerdo conmigo, lector, en que hay música para toda ocasión. Por ejemplo: en un día lluvioso se antoja Timber Timbre; en uno soleado, seguramente Punches; para una noche otoñal, de cielo despejado, Morcheeba; en el tráfico, desde Mount Kimbie hasta Caribou; ¿romance? Coltrane; ruptura, Sia; para la pachanga, Faithless...

Hay música para bodas, música para muertos, música para 15 años y no sé cuántos tipos de festejos más. La hay para elevadores, para salas de espera, para restaurantes. Está la que relaja, la que altera (metal y reggaeton, sin ofender), la que te pone alegre y la que hace que te hundas más en tus penas. Otra se baila, una más sólo se escucha y se siente.

Usted estará de acuerdo, lector. Y hoy que salí de casa una canción encajó perfecto para esta escena:

El cielo azul, sin una sola nube flotando. Al fondo, el sol justo arriba de las montañas y frente a eso, los edificios de la Ciudad de México. El aire limpio y frío pero el rayo del sol calentando poco a poco, como un amanecer en el bosque. escuche...

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