11 de febrero de 2011

Lateral (espejo)


Ayer le contaba la anécdota de una niñita que caminaba con su globo en una calle gris, en obras. Pues hoy iba conduciendo por la misma calle, pero esta vez no caminaba una niñita con su papá; una joven, debo aceptar que muy bonita, iba manejando un Honda Fit negro. Se notaba molesta, un gesto rudo en su rostro.

La dejé pasar, de modo que su auto quedó frente al mio. Hizo algunas cosas que me molestan de una persona cuando hay tráfico: primero, se frenó cuando podía avanzar, sólo para buscar algo en la guantera; luego, intentó cambiarse de carril sin fijarse; finalmente se sacó un moco... (ok, eso no es cierto).

El caso es que venía molestita. Y yo la estaba observando. ¿Sabía que el espejo lateral de un Honda Fit es enorme? Pues yo tampoco, hasta que cruzamos miradas a través de él. Obviamente me vio con ojos malditos (o por lo menos enojados). Luego se volteó, pero regresó y, como siempre es bueno hacer algo por los demás, antes de que pudiera hacer algún gesto, le sonreí.

Tomamos el mismo camino como por 1 kilómetro, hasta que tuve que desviarme para llegar a la oficina. Yo le regalé una sonrisa; ella se puso feliz durante 1 kilómetro (espero que más).

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