21 de febrero de 2011

Calentura dominguera (otra vez)

Hace unos meses le conté la historia de dos muchachos que, a falta de un hogar o dinero para un motel, decidieron que podían deshacerse de su calentura en plena calle, sin importarles el show. Y se dieron con todo, eh, junto a un camión de verduras, a unos metros de un tiangüis callejero.

No sé si es el domingo o de plano la gente ya no tiene el más mínimo respeto por las vialidades, ni siquiera por las más representativas de nuestra ciudad, como Reforma (el Campos Eliseos a la mexa).

Me volvió a pasar, lector. Pero el descaro fue tremendo: en un pasto de dicha vía, un gordo estaba posicionado sobre su novia, esposa, amante o lo que fuere, metiendo mano a gusto. La otra, con cara de "ay no, pero mejor sí", sonreía y medio pataleaba haciéndose la que no se dejaba.

Iba en el coche con una amiga, nos volteamos a ver con cara de "no puede ser"... Y neta, ¡no puede ser! Estoy seguro de que esta gente tiene una casa, mínimo un catre... ¿por qué retozar en la calle? La próxima vez que sea testigo de algo parecido, me bajaré a preguntarles.

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