17 de noviembre de 2009

De tu arte al propio...


Hace unos días navegaba por las páginas electrónicas de El Universal cuando ante mis ojos saltó una ventanita de El Universal TV. ¡Pop! Algo interesante tal vez, pensé, y me dispuse a leer lo que decía: la conductora Ingrid Coronado "chateó" con sus fanseses no me acuerdo cuándo. Entonces, como soy una persona harto curiosa, le di clic, sólo y sólo para confirmar por qué las personas de tan afamado diario habrían considerado que el hecho de que dicha mujer conversara vía electrónica con sus fanseses es una nota que merece la pena observar.

Así, se cargó el video y aparecieron unas imágenes de Coronado que, con rapidez pueril, tecleaba algunas palabras. Después la entrevista, en la cual se le preguntó, entre otras cosas, qué opinaba de "la otra propuesta". Lo voy a poner en contexto, estimado lector: Ingrid Coronado es (dicho por sus colegas de televisora) la "nueva y flamante" conductora de La Academia, y la otra propuesta es, por supuesto, el programa de Televisa que inicia justo cuando comienza La Academia y termina justo cuando termina La Academia.

De tal forma que Coronado no pudo más que contestar que evidentemente no podía ver "la otra propuesta" porque La Academia está ala aire cuando la transmiten. Sin embargo, y apelando a una congruencia de proporciones troyanas, dijo que alguien le dijo de qué se trataba el programa Me Quiero Enamorar, entonces ella (ya con propia iniciativa) dijo: "yo no me sentaría a ver ese programa con mis hijos" (seguramente porque está al aire cuando pasa).

Estaba a punto de darle clic al link de otra noticia cuando escuché lo mejor de la nota: "al final del día La Academia es arte", aseguró. Y yo me pregunté con extrañeza, ¿a qué se referirá con "arte"? ¿A los alaridos del 75% de los participantes, a las cápsulas donde las madres de los dichos concursantes lloran porque a su hijo lo regañaron o a las peleas (pactadas desde la producción) de los jueces en contra de Lolita Cortés, que ¡ah cómo ha demostrado sus dotes histriónicos!?

Luego recapitulé y me di cuenta de que estaba viendo una entrevista con Ingrid Coronado, apagué mi computadora y retomé la lectura de La Soledad de Los Números Primos, de Paolo Giordano.

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