20 de noviembre de 2009

Gracias SME


Desde que comenzaron las movilizaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas, sus miembros no habían tenido tan buena idea como de la que me enteré hoy en las noticias: irse a huelga de hambre.

Déjeme contextualizarlo, lector. El gobierno mexicano terminó con las funciones de una cuaternaria institución llamada Luz y Fuerza del Centro (en adelante LyFC), decisión definitiva e inapelable. Pero algunos rijosos del sindicato (liderados por Martín Esparza) empezaron a manifestarse en contra (porque Martín Esparza no quiere perder poder económico). Así, estos revoltosos ocasionaron "caoses" en la ciudad más grande del mundo y desquiciaron a cuantos pudieron. Y así llevábamos semanas, hasta hoy...

Decía que fue una buena idea por dos razones: la primera, aquellos que sigan a los lidersuchos y en verdad dejen de comer (no como los lidersuchos, que antes de empezar la huelga se atascaron de guajolotas y atole p'aguantar), al final del día dejarán de existir y por tanto ya no serán un "pein in di as" para el pueblo; la segunda, cuando otros tantos inteligentes vean que en realidad los lidersuchos desayunan, comen y cenan a sus espaldas mientras ellos apenas toman agua, desertarán e irán a cobrar sus liquidaciones.

Sea como sea, muertos de hambre o decepcionados, aquéllos inverbes que alguna vez creyeron en el sindicalismo protector tendrán la oportunidad de abrir los ojos o cerrarlos para siempre. Mientras dejen de molestar a la ciudadanía, me da lo mismo.

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