14 de abril de 2010

Respuesta perfecta

Vivir en una ciudad como el Distrito Federal es sinónimo de diversidad. Algunos la notan y otros la hacen notar. Tal es el caso de ciertos grupos religiosos, uno en particular, al cual llamaré, por ponerle un nombre random y así salvaguardar su integridad, "Testigos de Jehová".

Esta organización es internacional, sí, pero a mi no me ha tocado verlos en ninguna otra parte del mundo, y son conocidos porque "predican de casa en casa", o sea, tratan de convertir a quien se les ponga enfrente. ¿Tiene algo de malo? Pues en esencia no, pues hacer su luchita no les quita nada.

El problema es cuando son las 7 de la mañana de un domingo muy crudeable y, justo cuando el sueño está reparando cada fibra del cuerpo, suena el interfón unos cuantos chingos de veces. ¡Eso es malo! Muy malo... O cuando a la hora de la comida la plática está sabrosa y suena el interfón unos cuantos chingos de veces... O cuando uno está disfrutando del placer de la porcelana y el interfón suena...

El asunto es que no se puede saber si el timbrazo es para algo importante o para tratar de convencerte de no sé qué cosas. Lo peor es que esta gente no lleva un registro de quienes les dicen que no, lo cual deriva en que toquen a la casa en repetidas ocasiones a lo largo de un periodo incalculable.

Pero un conocido tuvo la respuesta perfecta, o sea the ultimate Jehová Witness repeler.

Domingo, 8 PM
(Suena el timbre del interfón)
La persona en cuestión se levanta de la cama, amodorrada y nefasteada porque han interrumpido su sueño.

- ¿Quién?
- Hola, venimos a traerle un mensaje del Señor.

La persona en cuestión se da cuenta de que son estos jijos que están haciendo su luchita por tercera vez en un mes.

- ¡Ah chingá! ¿Cuál señor? - contesta fingiendo sorpresa.

Al otro lado de la bocina se escucha un murmullo, nadie dice nada y no vuelven a tocar su timbre, jamás.


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