7 de junio de 2010

Por confiados

¡Cómo es unido el mexicano cuando de tragedias se trata! Para muestra está el apoyo que medio país le da a la Selección Nacional, u otros eventos de mayor importancia social como el terremoto de 1985 y otros desastres naturales que han azotado a distintos estados de la República, la megamarcha contra la inseguridad de hace un par de años e incluso el caso de Álvaro de la Peza, que ya he mencionado en este espacio, son ejemplos de que cuando se quiere, se puede.

En días pasados, varios habitantes del emblemático "barrio bravo" de Tepito, una zona del Distrito Federal cuya reputación no es precisamente inmaculada, tuvieron a bien remembrar este espíritu de solidaridad con el prójimo, en este caso para apoyar a un pobre padre a quien le habían arrebatado a sus pequeños. Así, decenas de personas, indignadas por el suceso, salieron a la calle y armaron borlotes, gritaron consignas y exigieron justicia para su vecino, como debe ser.

Pero cuál sería su sorpresa al enterarse, esta soleada mañana de lunes, que todo había sido un engaño, que en realidad ese padre acongojado que convenció a los líderes de la zona había entregado a sus hijos para saldar una deuda de 25 mil pesos y que, al más puro estilo de los padres de Paulette (niña que murió en circunstancias harto sospechosas) creó un movimiento pa' despistar al enemigo (o sea, ¿a quién?). Bueno, usted entiende, lector.

¡Cómo es unido el mexicano! ¡Cómo es borrego el mexicano! ¡Cómo es pendejo el mexicano! (¿O algunos?).

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