14 de mayo de 2009

Guía práctica para ser un mejor estorbador. Parte 3

El capítulo final de un manual que revolucionará su forma de ver el caos citadino, pues lo convertirá en parte de él. Beneficios: mayor integración con su comunidad, participación en los procesos de mediocridad colectiva y un esperanzador sentimiento de inutilidad.

5. Conviértase en policía

Volvemos a los oficios que no aportan a la economía, pero, ah, ¡cómo logran el cometido de estorbar! Una vez que haya salido de la Academia de Policía haga todo lo posible por entrar a Tránsito, donde podrá estar a cargo de un crucero, un semáforo o un cuello de botella en alguna de las vías principales del Distrito Federal. Así, podrá estorbar utilizando a los peatones o a los automovilistas, será un estorbador indirecto, con licencia para manipular a los demás. Si no logra entrar a tránsito, no se preocupe, haga lo posible porque le den una patrulla, así podrá conducir a bajas velocidades por la colonia o detenerse en segunda fila en el puesto de tacos callejero (a eso se le llama estorbar en equipo –puestero/policía). Si de plano ni Tránsito, ni patrulla, confórmese con ser policía, que ya es sinónimo de obstáculo, aunque para un estorbador Clase A, sería mediocre.

6. Otras formas de estorbar

Para lograr el cometido de obstaculizar al prójimo no siempre es necesario cambiar de apariencia o adoptar una oficio nuevo, usted puede, simplemente, cambiar sus hábitos: maneje sin precaución, ocupe el escalón completo cuando suba o baje por una escalera eléctrica en vez de hacerse a un lado si alguien tiene prisa, métase a la fila de algún espectáculo para entrar primero que los demás, compre o coma (esto podría afectar su cuerpo) en los puestos callejeros, cuando camine acompañado hágalo lento, como si estuviera en la playa y utilizando todo el ancho de la banqueta…

Pero sobre todo, sea creativo, original y piense en los demás, los estorbados, quienes agradecerán eso que a los estorbadores promedio les falta: innovación. Le deseo la mejor de las suerte en esta nueva empresa, que nadie le diga que lo hizo mal, el único juez para sus acciones es usted mismo. ¡Enhorabuena!

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