20 de julio de 2010

Que le inviten un molito


En octubre del año pasado, el gobierno mexicano decidió poner fin a la historia de la Compañía de Luz y Fuerza. Esto significó el despido de más de 45 mil trabajadores y el ahorro de miles de millones de pesos que se tiraban a la basura entre procesos burocráticos, enriquecimientos de líderes sindicales y compensaciones a trabajadores que no trabajaban.

Hoy, ocho meses después, las pugnas porque los miles de trabajadores sean reinstalados en sus puestos siguen dando de qué hablar, sobre todo el debate político y moral en el que está inmerso el gobierno, ya que un sujeto de nombre Cayetano Cabrera está a punto de morir por esta causa. Así es, querido lector, el señor se puso en huelga de hambre y ahora ¿hay un dilema?

Lo que resulta inconcebible es que un tipo sea tan absurdo. Es evidente que no van a volver a darle trabajo a más de 40 mil personas, y menos si sus puestos no tenían justificación. La sociedad no ha mostrado mucha simpatía, ni lástima, al contrario, está harta de meses y meses de movilizaciones. Entonces, ¿qué hacer con el hambreado Caye?

Pues muy simple, lector, si su causa es absurda, hay que ofrecerle un atolito (bien denso) y una torta de tamal para que amarre. Si se niega a consumir tal delicia culinaria, pues habrá que hacerle espacio en algún cementerio, mandarle una corona de flores a su familia y esperar a ver si otro borrego desadaptado quiere sufrir el mismo destino.

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