8 de abril de 2009

Una pequeña diferencia


El trayecto a mi trabajo es relativamente largo: 35 kilómetros. En un día normal (de tráfico normal) tardo entre una hora y media y dos horas en llegar a la oficina. Osea, de puerta a puerta. El regreso, que también cuenta los 35 kilómetros, dura entre una hora y hora y cuarto. En promedio paso dos horas y media al día sentado en la comodidad de mi auto. Si todos los días de todos los meses fueran así, pasaría. aproximadamente, dos días al mes o 24 días (casi un mes) al año.

Pero afortunadamente existen los puentes vacacionales, donde el parque vehicular se reduce en forma considerable. Como hoy, que tardé escasos 40 minutos en recorrer los usuales 35 kilómetros. El medidor de rendimiento del auto marcaba un promedio de 16 kilómetros por litro (claro que mi auto es pequeño), pero si todos los días fueran así, pasaría sólo un día al mes, 12 al año, en el auto. Una reducción del 50%.

El asunto es que todo el tiempo que he pasado al volante me ha servido para darme cuenta de algunos problemas que hacen de nuestra estadía en la gran ciudad un verdadero martirio (en la cuestión vial, claro):

1. Los microbuses, la peor escoria de la ciudad, si se pudieran eliminar por completo todo mejoraría, estoy casi seguro.
2. La ineptitud de algunas personas al conducir (es increíble que 20 segundos después de que el semáforo cambia a verde la gente no avance).
3. Los cuellos de botella y los tréboles (calles mal planeadas = embotellamientos).
4. Falta de una cultura del "uno a uno" (si la gente lo aplicara se agilizaría el tráfico, no hay duda).
5. Exceso de vehículos (basta ya, que dejen de vender "de a dos por persona").

Esos cinco puntos, en general y a mi parecer, son los que la autoridad y nosotros como ciudadanos debemos trabajar para hacer nuestros trayectos más agradables.

O si no pregúntese, ¿cuántos días al mes pasa usted en su vehículo?

4 comentarios:

  1. Así es esto de trabajar del otro puto lado de la ciudad, caballero. Creo que debería agregar a su lista a las señoras de camioneta; prefiero mil veces luchar contra un microbusero que contra una de esas malas mujeres...

    Saludos hartos...

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  2. No manches inche Dabadabadu, pues no te quejes, cambiate de casa, deja la comodidad de vivir con tus padres, utiliza el transporte público, utiliza bicicleta u deja de comprar coches (por qué no pones que acabas de cambiar carro??)
    chiales, hay que ser congruente con el discurso mano!!!

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  3. Para Maligna: tienes toda la razón, esas señoras son de terror. Gracias por el comentario.

    Para anónimo: 1. no es fácil cambiarse de casa, claro está, 2. el transporte público, como lo comenté en la entrada, es deficiente, en mi caso, si usara el microbus, porque el metro no llega a donde voy, en vez de 2 hrs haría 3 y media, 3. bicicleta durante 70 kilómetros diarios, ya me imagino, ¿y si llueve? y 4. nada tiene que ver si adquirí o no un auto, el asunto es que las vialidades, los reglamentos y la cultura vial de la sociedad deberían ser diferentes.

    Saludos afectuosos, mi estimado(a) "sin nombre".

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  4. De acuerdo con el cobarde que no dejó su nombre (anónimo). También habrá que preguntar a los usuarios de transporte público y a los que, a diferencia de usted, no pueden comprar un auto si la eliminación de los microbuses realmente sería la solución a nuestros problemas. En mi opinión todo se reduce a un problema de cultura, cultura cívica para ser más preciso, y es que la culpa no es del microbus, sino de quien lo conduce, asi como del chofer, del taxista, de la señora camionetera, del puberto pedante que esta estrenando permiso para conducir, del oficinista huevón que no se levantó temprano, y de uno mismo que, aunque lo queramos negar, una que otra vez ha decidido echarse un sentido contrario "...al fin que sólo es un cachito" o ignorar una luz roja "...pues si no viene nadie", etcétera.

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