A lavarse las manos

Es imperativo que toda persona, antes de sentarse a la mesa, se lave las manitas con agua y con harrrrto jabón, como diría el simpatiquísimo locutor de Espacio Deportivo de la tarde, José "Pepe" Segarra. Y es que sería una suciedad llevarse las viandas al "osito bimbo" (como diría un amigo cuyo nombre no mencionaré) sin aplicar el baño de dedos.

Sin embargo, el jabón no sólo sirve para conservar la higiene alimenticia, también se ocupa para lavar ropa (Zote) o el cuerpo (Zest). Esto implica que hay una gran variedad de presentaciones (aunque supongo que estará de acuerdo conmigo, sucio lector, la de barra se alza como la más común), tamaños, olores y sobre todo de ingredientes que los conforman. Ingredientes (según varias recetas de la interné): agua, sosa cáustica y grasas o aceites. Nótese que casi cualquier grasa o aceite puede emplearse.

¿La humana? Sí, ya lo sabemos todos, los nazis se encargaron de gritarlo al mundo. Pero, ¿qué tal la de un primer ministro? Ah verdaaaaaaaaaad.

Eso sólo lo puede lograr alguien con muy buenas conexiones, con muy buena información y con algo de lana. Tal es el caso de Gianni Motti, un artista que hace unos años expuso en Basilea una barrita de jabón hecha con grasa de, ni mas ni menos, Silvio Berlusconi.

¿Cómo es posible? Pues en aquel tiempo Berlusconi se sometió a una lipo en Lugano y Motti le compró un poquito de los remanentes al empleado de la clínica que lo atendió. Según el artista, la obra representaba su odio hacia la corrupción y las mafias italianas.

Además, si usted hubiera querido adquirir el jabón y lavarse las manos con Berlusconi, sólo habría tenido que desembolsar 10 mil euros, ¿qué tal?