27 de julio de 2009

Puntualidad

Soy una persona puntual, siempre lo he sido. Creo que la filosofía a seguir en este rubro es clara: mejor llegar 10 minutos antes que 1 después. Y la cátedra se debe a que...

...la semana pasada fui al cine, por cierto a ver una película que se antojaba muy buena, Enemigos Públicos, y que me aburrió tanto que casi comienzo a roncar. Muy larga para mi gusto. Pero ese no es el punto. Cuando uno va al cine nunca falta el que llega cuando las luces ya se apagaron. Y, ¿cuál es el problema si la película no ha empezado? Al final del día si uno se pierde los cortos la situación no está tan mal.

Pero qué tal los jijos que llegan cuando la película ya comenzó y además de atravesarse frente a los que estamos puntualmente sentados, comentan entre ellos por qué se retrasaron, hacen ruido al buscar sus lugares, se dan el lujo de contestar el celular (porque el hijo tiene no sé qué bronca) y, una vez que están sentados, todavía van por palomitas.

Bueno, pues justo eso hicieron un par de personitas (un hombre y una mujer) que siguieron al pie de la letra las etapas del impuntual que mencioné anteriormente, sólo que la mujer se aventó la puntada de la noche: el filme comenzó a las 19:20 hrs, ellos llegaron a la sala a eso de las 19:40 hrs. Ella habrá bajado por sus palomitas y refrescos como a las 19:47 hrs. (ni siquiera se sentó, sólo se quitó el suéter) y cuando regresó, se acomodó en la butaca y le comentó a su pareja "huy, ya empezó, ¿verdad?", esto a eso de las 19:55 hrs.

Estuve a punto de voltear para fulminarla con una mirada agresiva, pero a falta de luz me retracté y pensé para mis adentros: "No shit, Sherlock!"

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