2 de julio de 2009

Pa' controlar a los hijos...


Creo que todos sabemos que muchos de los chilpayatitos, a cierta edad (2-9 años tal vez), son poco más que incontrolables. Entiéndase por esto que todo el tiempo están jugando, corriendo, descubriendo el mundo, lo cual los convierte en pequeñas bestias que pueden llegar a ser bastante insoportables. Pero son escuincles, qué se le va a hacer.

Bueno, eso de "¿qué se le va a hacer?" es una frase de resignación que la señora Julia Sánchez no aplica en su cotidianidad.

Se sabe que esta mujer, casada con José Sánchez, un guardia de seguridad de una zona residencial, tiene tres hijos: Eduardo, de dos años; Dulce María, de tres, y Jorge, de cuatro. Este último cuenta con una personalidad como la descrita en el primer párrafo, pero con una pequeña diferencia: el mocoso no sólo se conforma con saltar en la cama y darle de guamazos a sus hermanitos, sino que constantemente trata de saltar la barda que divide el predio en donde vive de el de los vecinos.

Julia, que es una persona muy consciente y por lo tanto se preocupa por el bienestar de sus hijos, decidió que eso de andar saltando bardas no es una actividad muy segura, así que tomó una determinación (que quede muy claro, con la única intención de proteger al pequeño): lo encadenó.

Obviamente alguien se dio cuenta y dio el pitazo a las autoridades, quienes a su vez lo dieron a los medios, quienes entrevistaron a la señora, cuya respuesta a la pregunta obvia fue que lo sujetó de esa forma porque "es muy inquieto".

¡Jija del mal! Esperemos que por lo menos le haya dejado un plato con agüita y croquetas, por si le daba hambre o sed.

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